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Cuando sufrimos de una enfermedad grave, a veces puede resultar difícil ver la presencia de Dios en nuestras vidas. El sufrimiento que soportamos puede hacer que parezca que Dios nos ha abandonado.

Sin embargo, a menudo Dios quiere enseñarnos algo a través del sufrimiento y unirlo al sufrimiento de Jesús en la cruz.

Esto hace que sea aún más importante regocijarnos en acción de gracias a Dios cuando nos devuelve la salud.

Al hacerlo, reconocemos la mano providencial de Dios y lo alabamos por su amor misericordioso.

A continuación se muestra el Salmo 116 que a veces se etiqueta en las Biblias como «Acción de gracias por la recuperación de una enfermedad»:

Oración

«Yo amo, porque Yahveh escucha mi voz suplicante
porque hacia mí su oído inclina el día en que clamo.
Los lazos de la muerte me aferraban,
me sorprendieron las redes del seol; en angustia y tristeza me encontraba,
y el nombre de Yahveh invoqué: ¡Ah, Yahveh, salva mi alma!

Tierno es Yahveh y justo, compasivo nuestro Dios;
Yahveh guarda a los pequeños, estaba yo postrado y me salvó.

Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Yahveh te ha hecho bien.
Ha guardado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, y mis pies de mal paso.

Caminaré en la presencia de Yahveh por la tierra de los vivos.
¡Tengo fe, aún cuando digo: «Muy desdichado soy»!,
yo que he dicho en mi consternación: «Todo hombre es mentiroso».

¿Cómo a Yahveh podré pagar todo el bien que me ha hecho?
La copa de salvación levantaré, e invocaré el nombre de Yahveh.

Cumpliré mis votos a Yahveh, ¡sí, en presencia de todo su pueblo!
Mucho cuesta a los ojos de Yahveh la muerte de los que le aman.
¡Ah, Yahveh, yo soy tu siervo, tu siervo, el hijo de tu esclava, tú has soltado mis cadenas! Sacrificio te ofreceré de acción de gracias, e invocaré el nombre de Yahveh.
Cumpliré mis votos a Yahveh, sí, en presencia de todo su pueblo,
en los atrios de la Casa de Yahveh, en medio de ti, Jerusalén».