La solemnidad de Todos los Santos se celebra el día 1 de noviembre. Según el P. Juan Manuel Sierra, experto de liturgia de la Universidad San Dámaso, en ese día se celebra “a las personas que han vivido esa fidelidad a Dios y han vencido en el seguimiento a Cristo. Celebramos la santidad de la Iglesia y el triunfo de Cristo”.
Preguntado sobre qué fue antes, la fiesta de Todos los Santos o Halloween, el P. Sierra explica que en algunos lugares “se han unido estas celebraciones”. En un rápido recorrido histórico, el experto en liturgia precisa que “en el año 600 – 610 encontramos con motivo de la dedicación del Panteón, el templo a los dioses paganos en Roma, se dedica en esta fecha a la Virgen María y todos los mártires. Esta es la fecha que enlazando con una celebración similar en Oriente, va a dar lugar la celebración de todos los Santos, pero esta fecha se celebraba en mayo, más bien después de Pentecostés”.
Es hacia el siglo VIII, cuando “recogiendo lo que se hacía en pueblos celtas o del norte de Europa, que había una preponderancia de la presencia de los difuntos, se une o transforma la fiesta y se cambia la fecha al 1 de noviembre. Y esa fecha también se recuerda a todos los que nos han precedido como santos, poco después será la fiesta de los difuntos, que para los cristianos tiene ese aspecto de petición por los difuntos. Halloween o de los muertos recuerda los antepasados y tiene un carácter festivo, y no debe hacer perder la fiesta de todos los santos”, aseguró.
Además el P. Sierra aseguró que es importante celebrar la fiesta de Todos los Santos “porque ellos han vencido unidos a Cristo. Son para nosotros, y así nos lo propone la Iglesia, un ejemplo de cómo hay que vivir en cada circunstancia”.