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Un voraz incendio destruyó hasta los cimientos a una iglesia colonial de Guatemala, pero en medio de la devastación, los feligreses descubrieron que la Eucaristía y la imagen del Sagrado Corazón de Jesús sobrevivieron a las llamas.

A raíz de la caída de un rayo el 8 de junio, la iglesia San Juan Bautista de Camotán, en Chiquimula, fue totalmente destruida. Se trataba de un templo de 295 años de antigüedad, resguardo de un importante valor histórico y artístico.

Tras cuatro horas de intenso trabajo de los bomberos, el incendio pudo ser sofocado, pero la destrucción resultó total.

Tras el desastre, el humo y los cimientos carcomidos por el fuego, solo dos cosas se salvaron de ser consumidas por las implacables llamas: las hostias consagradas en el sagrario y la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

El post dice:

“‘LA HOSTIA TIENE ALMA, LA HOSTIA TIENE VIDA, LA HOSTIA CONSAGRADA ES CRISTO, EL PAN DE VIDA’.
Esto es en lo que creemos los Católicos, la Sagrada Forma no sufrió ningún daño del incendio, y su Majestad el Santísimo Sacramento fue llevado al Templo El Calvario para su adoración.
La iglesia viva sigue en pie, Bendito y Alabado sea mi Jesús Sacramentado”.

“La iglesia se quemó toda, el Santísimo, gracias a Dios, no fue víctima de las llamas y se trasladó a la iglesia El Calvario de Camotán”, comenta el sacerdote.

“La imagen del Sagrado Corazón -agrega- no se quemó totalmente sino parcialmente, poco”. “Bendito y alabado sea Dios, porque no ha habido víctimas humanas”.

El templo se quemó, pero la Iglesia está de pie. La Iglesia está fuerte, porque como dice San Pablo: ‘¿Quién nos separará del amor de Cristo?’. Nadie“, menciona el padre.