El suceso ocurrió en el barrio Ciudad Nueva de Caaguazú, Paraguay. Augusto Ortiz Espínola, el padre de la familia, descansaba después de un largo día de trabajo. Mientras, su esposa e hijas habían ido a buscar algo para cenar.
De pronto, un cargador enchufado explotó y comenzó un voraz incendio. “Estaba en una de las piezas cuando empecé a sentir y oler el humo. El fuego fue rápido y apenas pude salir”, comentó Augusto a un medio local.
Como resultado, su casa y todas sus pertenencias se consumieron en las violentas llamas. Pero en medio de la desesperanza, encontraron consuelo en la inexplicable preservación de la imagen de la Divina Misericordia.
“Una imagen de la Divina Misericordia y sus flores, que son artificiales no se quemaron, quedaron intactas. Eso nos da una señal muy fuerte y nos demuestra que no todo está perdido. Nos da la esperanza de que vamos a recuperar otra vez todo”, dice Augusto.
Toda su familia se reconoce muy devota y quedó sorprendida -al igual que sus vecinos- por el inexplicable suceso. “Para nosotros es un gran milagro, por eso vamos a seguir luchando para recuperar nuestras cosas”, afirmó.
Augusto comentó que no puede dejar de mirar la imagen de Jesús, y que en medio de una situación tan difícil, le ayuda a no perder la fe tras vivir ese terrible suceso.
El hermano de Augusto, Barderley, también manifestó su sorpresa por lo ocurrido: “La estructura de la casa es totalmente de madera, ¿Cómo pudo esa imagen y esas flores, que son de papel, no quemarse?”.
En medio de la angustia por la destrucción del terrible incendio, esta familia encuentra consuelo en la imagen de la Divina Misericordia. Más aún, decidieron que hacerle un pequeño oratorio dentro de la vivienda, para que pueda cuidar de todos ellos. “Vamos a hacerle una casita para que se quede acá con nosotros y cuide de nosotros y de nuestra casa”, concluyó Barderley.