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Un niño protagonizó un simpático momento durante la Audiencia General de los miércoles en el Vaticano cuando se subió al estrado, corrió entre las sillas reservadas a los colaboradores del papa Francisco y trató de quitarle el solideo blanco característico al pontífice. El pequeño Pablo, de 10 años y con un retraso cognitivo, ‘escapó’ de su madre y subió las escalinatas hasta llegar al Santo Padre, quien lo recibió con cariño y lo invitó a sentarse a su lado.

Antes de que Francisco iniciara la catequésis dedicada a la «libertad»; el pequeño subió al estrado, se sentó en la silla del prefecto de la Casa Pontificia Leonardo Sapienza a un costado del Papa y pidió el solideo, el tradicional casquete blanco de seda del pontífice.

Francisco, que consideró la actitud del niño «una lección que nos ha dado a todos», afirmó: «Los niños no tienen un traductor automático del corazón a la vida, el corazón va adelante».

El pequeño estaba decidido a conseguir el solideo del Papa y, aunque no consiguió el que portaba el Pontífice, sí le regalaron uno.Durante su mensaje en la Audiencia, el Papa Francisco centró su discurso en la libertad que nos muestra San Pablo, y aseguró que el pequeño Pablo es ejemplo de ello.

«Estos días estamos hablando de la libertad de la fe, escuchando la Carta a los Gálatas. Pero me acordé de lo que dijo Jesús sobre la espontaneidad y la libertad de los niños, cuando este niño tuvo la libertad de acercarse y moverse como si estuviera en su casa».