Fidelidad, amor, superación… y un poquito de Dios escondido. Esto fue lo que vi en el anuncio de chicles Extra Gum, donde una historia de amor al más puro estilo americano: “chico conoce a chica en instituto cuando se le caen los papeles en el pasillo”, nos muestra algunos de estos valores y nos arranca un par de lágrimas.
Aunque para algunos pueda tratarse de un cuento ñoño donde los protagonistas (Juan y Sarah) comen chicle cada dos por tres; para mí simboliza una fábula que podemos aplicar e incluso vivir en nuestras propias vidas. Algo profundo y, sobre todo, muy real. Aunque en el video no se menciona (mi radar católico es capaz de conectar la historia de Sarah y Juan con Dios y cómo Él actúa en sus vidas) y por tanto, cómo actúa en la tuya o en la mía.
Vivimos en una sociedad donde valores como la fidelidad han caído en picada en la Bolsa de Valores de la Vida. Sarah y Juan se separan, discuten, incluso viven su amor en la distancia, y son capaces de ser fieles. ¿No es hermoso, en una época donde el amor es 2.0, donde es fugaz y volátil, donde hay tantas tentaciones… que dos personas puedan amarse tanto? Y sobre todo, preocuparse por el otro, en estos tiempos tan individualistas.
Otra virtud que me gustó del video es el perdón. La capacidad de perdonar. Quien cultiva el amor, prospera, y quien no, se pierde. Vivir el perdón es la clave para una vida más feliz y más llena. Nos pasa, algunas veces, que no entendemos nuestra historia y nos peleamos con Dios y con los demás en búsqueda de respuestas, para acabar enfurruñados como niños. En los problemas de la vida, los reveses, esas situaciones donde sientes tanta angustia interna que te duelen partes del cuerpo que ni sabías que tenías… en esos momentos, Dios está ahí, contigo. Cuando crees que no puedes (como a veces parecen sufrirlo nuestros protagonistas). Acuérdate de san Agustín (un santo muy majo que habla mucho sobre el amor): «Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedas hacer, y a que pidas lo que no puedas hacer».
El video es una bella analogía de una historia de amor y de la historia de nuestra vida, una historia en la que Dios está presente y actúa. Compuesta de momentos maravillosos y de baches insalvables, pero una historia positiva si confiamos en Dios.
En cada momento del anuncio, sea bueno o malo, Juan y Sarah comparten un chicle. Es algo que los conecta, que los une, que les permite recordar el amor que se tienen. Del mismo modo podríamos dejar que Dios actuara en nuestra vida, que fuera ese nexo de unión, esa persona que le de sentido a cada instante de nuestra vida. Ese chicle. Algo que compartimos… Y que sin duda, si se te pega, o si dejas que se te pegue, es difícil que se vaya de tu lado.
Deja que Dios sea quien te conecte con los demás. Deja que Dios sea lo que te una con los demás. Deja que Dios actúe y “se te pegue”.