Seleccionar página

“Lo que el alma es para el cuerpo del hombre, eso es el Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. El Espíritu Santo hace en la Iglesia lo que hace el alma en los miembros de un cuerpo ”, enseña san Agustín.

¡El descenso del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles en Pentecostés es una de las grandes celebraciones de la Iglesia! ¿Y sabías que este festival también es una gran oportunidad para obtener indulgencia plenaria y salvar un alma del purgatorio?

La indulgencia plenaria es la remisión de la pena temporal por los pecados cuya culpa ya ha sido perdonada. Ya sea plenaria o parcial, la indulgencia puede recibirse para uno mismo o como ofrenda a un alma difunta. ¡Y puedes conseguirlo en la fiesta de Pentecostés!

Hay tres condiciones fundamentales para sacar provecho de una indulgencia plenaria: acudir al sacramento de la confesión; Comulga; Reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria en las intenciones del Santo Padre. Además, el creyente debe tener una firme intención en su corazón de no pecar (incluidos los pecados veniales).

Además, especialmente en el día de Pentecostés, el creyente debe rezar o cantar la oración del «Veni Creator». Aquí te compartimos:

Ven, Espíritu Creador,
visita tus almas,
llena
los corazones que creaste con la gracia de lo alto .

Eres llamado Paráclito (Consolador),
don del Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y unción espiritual.

Tú, que tienes siete dones,
eres el dedo de la diestra de Dios,
la solemne promesa del Padre de
inspirar nuestras palabras.

Enciende la luz de los sentidos,
infunde amor en los corazones,
fortalece la fragilidad de nuestro cuerpo
con virtud para siempre.

Aleja al enemigo,
tráenos la paz sin demora;
así, guiados por ti,
evitaremos todo mal.

Concédenos que por ti conocemos al Padre, conocemos
también al Hijo,
y en ti, el Espíritu de ambos,
creemos en todo momento.

Gloria a Dios Padre,
Hijo, que resucitó de entre los muertos,
y también al Paráclito (Consolador)
por todos los siglos. Amén.