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“Para que el futuro sea bueno -dice el Santo Padre-, debemos ocuparnos de las familias, sobre todo de las jóvenes, acosadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus proyectos de vida”.

Y continúa, “pienso en el desconcierto que provoca la incertidumbre del trabajo, pienso en los miedos que provocan los costes cada vez menos asequibles de la crianza de los hijos: son miedos que pueden engullir el futuro, son arenas movedizas que pueden hundir una sociedad”.

“También pienso, con tristeza, en las mujeres a las que en el trabajo se les disuade de tener hijos o que tienen que ocultar su vientre¿Cómo es posible que una mujer tenga que avergonzarse del regalo más hermoso que puede ofrecer la vida? No la mujer, sino la sociedad debería avergonzarse, porque una sociedad que no acoge la vida deja de vivir. ¡Los hijos son la esperanza que hace renacer a un pueblo!”

“Si las familias no están en el centro del presente, no habrá futuro; pero si las familias vuelven a ponerse en marcha, todo vuelve a funcionar”, comenta el Papa Francisco en un conmovedor mensaje Estados Generales de la Natalidad.

“Hay una frase del Evangelio que puede ayudar a cualquiera, incluso a los que no creen, a orientar sus decisiones. Jesús dice: ‘Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón’ (Mt 6,21). ¿Dónde está nuestro tesoro, el tesoro de nuestra sociedad? ¿En los hijos o en las finanzas? ¿Qué nos atrae, la familia o la facturación? Hay que tener el valor de elegir lo que más nos importa, porque allí es donde se atará el corazón”, afirmó el Santo Padre.

“A veces os sentiréis como si estuvierais gritando en el desierto, luchando contra molinos de viento. Pero id adelante, no os rindáis, porque es hermoso soñar el bien y construir el futuro. Y sin natalidad no hay futuro”, concluye le Papa.