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El padre José María Doroño de los Ríos, ex capellán militar de 57 años, fue asignado hace más de dos décadas a una misión especial en El Salvador junto con la Policía Nacional.

Durante la misión, se enteró de una situación extremadamente grave. Un niño de 14 años llamado Manuel sufría una parálisis corporal parcial y su familia, en un estado de extrema pobreza, decidió venderlo a un narcotraficante por $ 25 para alimentar a sus otras cuatro hijas. Como muchos habitantes de la sierra de Panchimalco, no tenían dinero para comer todos los días.

Hoy el capellán recuerda: “ Algo que aprendes con el tiempo es que no puedes juzgarlos: ese niño se iba a morir y la vendieron por desesperación”.

El sacerdote se angustió al enterarse de la historia y decidió que tenía que hacer algo, incluso si iba a elegir el mal menor.

Entonces hizo un plan. No se afeitó la barba durante más de una semana, se puso una camisa sucia, alquiló una camioneta para llegar y, con todo el miedo del mundo, se hizo pasar por comprador. Entonces le ofreció a la familia un dólar más de lo que le darían al contrabandista, recogió al joven, lo subió rápidamente a la camioneta y lo rescató.

“En unas décimas de segundo me di cuenta de que este es el tren que pasa una vez en su vida, que hay que cogerlo o dejarlo. Y si lo hace, lo llevará a donde nunca pensó que lo haría «. Y reconoce: «Estaba muy consciente de que ese niño iba a cambiar mi vida».

La experiencia de Manuel y el hogar para niños huérfanos

Manuel, según el cura, recibió el tratamiento necesario y, basado en una intensa terapia de rehabilitación, logró recuperarse de la parálisis. Años más tarde, cuando el capellán ya estaba en España, recibió una carta del joven -ahora adulto- agradeciéndole por haberlo salvado y diciendo que había sido “la persona más importante” de su vida.

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Esta experiencia de salvar a Manuel lo llevó después de varios años a fundar Lar Nazareth en la Amazonía peruana. Allí, el padre José María Doroño y un grupo de colaboradores intentan dar una vida digna a los niños huérfanos o de familias vulnerables que sobreviven en la pobreza extrema; y muchos otros que fueron víctimas de la trata y la prostitución.