El exorcista Monseñor Stephen Rossetti. sacerdote en la diócesis de Siracusa (Estados Unidos), compartió una increíble historia en su Diario de un Exorcista en el que cuenta lo que ocurrió dos días antes de que pudiera concluir exitosamente un exorcismo.
Todo comenzó hace algunos meses cuando una mujer acudió al sacerdote porque estaba siendo acosada por alguna entidad demoníaca. “Tenía la esperanza de que solo estuviera oprimida y no poseída”, recuerda Mons. Rossetti. “Esta joven tenía muchos signos de posesión, incluido el despertar con grandes marcas de corte en la espalda y cruces al revés quemadas en su cuerpo. Pero luego me envió una imagen que hizo la noche anterior que eliminó toda duda”.
El sacerdote logró identificar al demonio que atacaba a la mujer, se trataba de Baphomet.
“Durante meses, la joven afligida ha tenido visitas nocturnas y tormentos por parte de los demonios. Al estar poseída, es capaz de ‘ver’ algo del mundo sobrenatural. Dijo que ve a Baphomet todas las noches; al principio era enorme y estaba sentado en un gran trono. Ahora, cuando el exorcismo ha cobrado su precio, Baphomet parece pequeño y sus cuernos están en llamas. Ella agregó que su rostro está contorsionado por el dolor y está furioso. Mientras oramos, ella puede escuchar los gritos de los demonios”, narra el sacerdote.
El arcoíris y la coronación de la Virgen María
Hasta allí, Mons. Rossetti continuó practicando exorcismos con el fin de debilitar al demonio y lograr su expulsión. Luego de varias sesiones, el sacerdote logró liberar a la mujer.
“Está terminado. El horrible caso de la posesión, por el cual muchos de ustedes ayunaron y oraron generosamente, finalmente ha terminado. Baphomet y sus secuaces se fueron“, cuenta el sacerdote. Pero menciona un curioso episodio que relaciona con la liberación:
“Dos días antes, mientras se colocaba la corona de mayo en la estatua de Nuestra Señora, el P. Ray, un gran sacerdote y uno de nuestros guerreros espirituales, se sorprendió al ver a sus feligreses ponerse de rodillas en un silencio reverente. Al volverse, vio este raro ‘arcoíris de fuego’ en el cielo“.
Y a continuación comenta: “En las últimas semanas, había estado ordenando a los demonios, usando las palabras del Rito, que me dijeran el día, la hora y el signo de su partida: ‘Dicas mihi… diem et horam, éxitus tui, cum áliquo signo’. Aparentemente en vano. En la siguiente sesión después de esta señal celestial, la joven afligida fue liberada. Quizás Nuestra Señora misma, en la misericordia de Dios, respondió a la pregunta”.
Finalmente el sacerdote se pregunta:
“¿Era el arcoíris de fuego un signo de la inminente liberación de una poseída? ¿O quizás sea una señal del próximo fin de la pandemia? ¿O ambos? Sea lo que sea lo que presagió, sabemos que la Santísima Virgen nos está sonriendo, protegiéndonos y bendiciéndonos.