Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
Palabra del Señor
Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1-9):
Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.
La Iglesia en Oriente Medio, por iniciativa del Consejo de los Patriarcas Católicos, consagrará la región a la Sagrada Familia con motivo Día de la Paz para Oriente, que este año se celebra el domingo 27 de junio, en una Eucaristía que tendrá lugar en cada uno de los países pertenecientes al citado consejo.
El evento central de esta jornada, según ha explicado a través de una carta el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, será una Eucaristía en la basílica de la Anunciación de Nazaret con la participación de todos los ordinarios de Tierra Santa.
En la oración, preparada para la ocasión, se pedirá a la Sagrada Familia ayuda para «salir de estas condiciones asfixiantes y lograr el retorno de la paz y la estabilidad». También se clamará para que «sus ciudadanos puedan vivir iguales en derechos y deberes, y disfrutar de una vida libre y digna, independiente de sus creencias religiosas o procedencia».
Allí se bendecirá un icono de la Sagrada Familia pintado con incrustaciones de reliquias de la misma basílica. Una vez bendecido, irá en peregrinación, partiendo del Líbano, por los países de la región hasta su llegada a Roma el 8 de diciembre de 2021, cuando se clausurará el Año de San José. Desde Roma, regresará Tierra Santa, donde se quedará permanentemente.
«Estáis todos invitados así a participar de manera presencial, y si no es posible, a través de la comunión con nosotros en la oración, cada uno desde su parroquia o convento de origen, para implorar la misericordia de Dios y su paz en nuestro amado Oriente Medio, donde la fe cristiana nace y sigue viva, a pesar de los sufrimientos», escribe Pizzaballa, que anuncia que el Papa Francisco se sumará a este día con la bendición apostólica desde Roma.
El Papa Francisco critica en su mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres la existencia de «actores económicos y financieros sin escrúpulos» que se abaten sobre los más necesitados. En el texto, hecho público este lunes, denuncia cómo «múltiples y demasiadas formas de desorden moral y social» siguen generando «nuevas formas de pobreza».
«Parece que se está imponiendo la idea de que los pobres no solo son responsables de su condición, sino que constituyen una carga intolerable para un sistema económico que pone en el centro los intereses de algunas categorías privilegiadas», lamenta, según Efe.
Carga además contra «un mercado que ignora o selecciona los principios éticos, crea condiciones inhumanas que se abaten sobre las personas que ya viven en condiciones precarias». Así como contra las «trampas siempre nuevas de indigencia y exclusión, producidas por actores económicos y financieros sin escrúpulos, carentes de sentido humanitario y de responsabilidad social».
El deterioro de la pandemia
A estas realidades se sumó la pandemia, provocando un aumento desproporcionado de la pobreza. «Las largas filas frente a los comedores para los pobres son el signo tangible de este deterioro», que prevé que seguirá aumentando en los próximos meses. Por ello, exige «que se encuentren las soluciones más adecuadas para combatir el virus a nivel mundial, sin apuntar a intereses partidistas».
«En particular, es urgente dar respuestas concretas a quienes padecen el desempleo, que golpea dramáticamente a muchos padres de familia, mujeres y jóvenes», agrega el Papa para la quinta edición de esta jornada. Los gobiernos e instituciones deben buscar asimismo un enfoque diferente para erradicar este fenómeno con «un modelo social previsor, capaz de responder a las nuevas formas de pobreza que afectan al mundo y que marcarán las próximas décadas de forma decisiva».
Compartir, no beneficencia
El Papa rechaza el asistencialismo y llama a un compromiso para ayudar a erradicar la pobreza que no consista «exclusivamente en acciones o en programas de promoción y asistencia». La beneficencia, explica, implica la existencia de un benefactor y un beneficiado. En cambio, «el compartir genera fraternidad» y es duradero, frente a la limosna «ocasional» para «aliviar nuestra conciencia». La solución, por tanto, no es «un desborde activista, sino ante todo una atención puesta en el otro considerándolo como uno mismo».
Los pobres no son «personas externas a la comunidad», sino hermanos «con los cuales compartir el sufrimiento para aliviar su malestar y marginación, para devolverles la dignidad perdida y asegurarles la necesaria inclusión social». Por ello, la costumbre no puede convertirse en indiferencia.