Tengo un lugar en el mundo que habito. Una tierra santa que es mía y en ella echo raíces. Un hogar, un oasis, un mar propio, una barca, una casa, un corazón, un espacio sagrado, un paisaje, un camino.
Tengo una tierra con sus montañas, sus árboles y jardines, sus ríos y sus tormentas, su calor y su viento.
Un espacio con su gente que es mi gente. Diferente y tan igual. Los mismos miedos, las mismas alegrías. Corazones grandes y nobles.
Miradas llenas de esperanza, a veces de incertidumbre. Voces altas o silenciosas, tranquilas o agitadas, malsonantes o educadas.
Manos ágiles o torpes, rápidas o lentas, manos que abrazan y sostienen o dejan abandonado el amor.
Es ese lugar allí donde me muevo y entrego, donde soy feliz viviendo la vida que Dios me regala, en presente siempre.
Aquí, ahora, yo
Un lugar y un tiempo preciso es el que habito. Este tiempo concreto que es el ahora que se desliza entre mis dedos dejando su huella.
Hago memoria de mi historia, esos días pasados llenos de recuerdos que me configuran. La historia que me ha hecho ser quien soy, ni más ni menos.
Tengo una misión y una forma concreta de hacer las cosas que es la mía, mi manera de enfrentar el mundo, de mirar la vida, de oler, de escuchar y de tocar.
Sé que nadie más podrá imitarme, o emularme, son distintos, yo soy distinto. Es mi manera única y valiosa, la que puso Dios al crearme.
Son mis gestos y son mis palabras. Son mis pasos sobre la playa dejando sus huellas efímeras, hasta la siguiente marea.
Es mi música que resuena en el tiempo aun sin estar ya presente. Esa música que resonó en mi alma, entonando melodías nuevas, por Dios inspiradas.
No me importa tanto irme de cualquier sitio, aunque duele dejar, y llevarme atado a la piel lo vivido.
Me importa más llegar y comenzar de nuevo mi camino, tejiendo nuevas historias, nuevos sueños.
Dios viene
Tengo claro que estando en un lugar, en mi sitio, allí donde Dios me quiere y me habita, estaré ausente de otras tierras y de otros tiempos.
Es lo que tiene vivir sólo una vida y no miles como a veces deseo, para estar en más lugares y amar con más amplitud, sin límites.
Valoro hoy esas raíces que son mías, aprecio como niño mis hojas y mis frutos. Siento la cercanía de Dios vaya donde vaya, nunca me alejo, Él me sigue.
A veces pensé que era yo quien lo seguía, vana ilusión de principiante. Es Él quien no cesa de acariciar mis pasos y sostener mis miedos.
Son sus manos en las mías las que siento. Y es su voz en mi voz la que vibra.
No pesa la soledad cuando huelo su piel, su mismo abrazo, ese de siempre que me contuvo un día y me sanó más tarde.
No me deja perderme, aunque yo lo intente, así soy de necio.
¿Para qué estoy aquí?
Hoy valoro mi lugar, allí donde me encuentro. Valoro el instante que vivo, este momento.
Mi misión comienza allí donde me encuentro. Lo que me preocupa es encontrar mi sitio, más que tener un día que dejarlo, y perderlo.
Me interesa más buscar para qué he venido, algo que justifique mis miedos y todas mis penas.
Como san Bernardo, que después de encontrar su propio lugar, su propia manera, en momentos de dudas se preguntaba: «Bernardo, ¿a qué viniste?».
Su pregunta resuena dentro de mí cuando pierdo el pie y dudo.
Y resuena con fuerza en mi interior mi misión concreta en esos momentos en los que la duda pesa y siento que no estoy en el lugar correcto, o en el momento exacto.
Mi sitio está en Dios
¿Cómo sabré que mis pasos pisan la tierra de Dios allí donde hoy me hallo? Con paciencia elijo las próximas pisadas. No desconfío, porque sé que me ama aquel que me persigue.
Mi misión es ser yo mismo, dejando que brote de muy dentro toda la vida que me habita. Sin contener el llanto, sin apagar la risa, sin detener las palabras que quieren dar la vida.
No temo yo el fracaso que tanto teme el mundo. Ni la difamación, ni el olvido, ni el insulto.
Nada podrá quitarme la paz que me levanta. Ni alejar de mí ese abrazo que me hace ser yo mismo.
Nadie podrá alejar de mi centro a aquel que así me ama, como nadie me ha amado. Y me enseña la forma de querer a quien quiero.
Con toda el alma, sin guardarme nada. Amando los lugares que habita hoy mi alma, la tierra que hoy piso, el aire que respiro, los olores, las voces, los abrazos, los llantos.
Todo forma parte del mismo sueño que hoy vivo. Sin miedo a que el mañana lleve lejos mis pasos. Lo que hoy vivo es eterno, así me lo ha dicho Dios, muy quedo en el oído.
¿Qué es la Iglesia a la que pertenecemos? ¿Lo has pensado? Juan Pablo II nos regaló una definición llena de ternura, que me encanta: La Iglesia es la caricia del amor de Dios al mundo.
Yo me siento feliz de ser católico y pertenecer a una Iglesia Santa católica y apostólica y tener lugares extraordinarios, templos sagrados, donde puedes encontrar a Dios.
Han ha sido edificados y bendecidos para un fin: “el culto común, la liturgia, la celebración pública de la oración y los sacramentos”. Y yo añadiría: “Y tener presencia de Dios en nuestras vidas”. ¿Lo sabías?
La iglesia, un lugar especial
Te das cuenta fácilmente de que no te encuentras en un sitio común cuando cruzas el portal.
Entras, miras a tu alrededor, los vitrales, el altar, y te inunda un profundo deseo de elevar tus plegarias a Dios. Sientes Su presencia a tu alrededor. Te estremece el alma. Y te da mucha paz.
Un respeto no siempre guardado
Siendo así, ¿por qué hay personas no la respetan?
Cortesía
No es una cafetería, ni una librería, no es un parque donde nos reunimos a conversar.
Es la casa de Dios, y debemos tener conciencia de ello y respetarla con nuestros gestos, palabras, vestimentas.
En algunos países se profanan nuestras iglesias, las ensucian en medio de protestas, y realizan actividades alejadas de la fe.
Y es que “no saben lo que hacen”, no tienen idea que es un lugar sagrado, la casa de Dios, nuestro Señor.
Cuidemos los templos
Depende de todos nosotros cuidar los templos, no es solo trabajo del sacerdote.
A la parroquia donde voy encuentro a un abuelito que siempre me ha impresionado por su fe profunda.
Mientras llego distraído buscando una banca disponible para sentarme, lo observo. Es un anciano, se nota cansado, pero no se sienta.
Devotamente se arrodilla, junta sus manos, inclina la cabeza y eleva sus plegarias agradeciendo a Dios sus dones, antes que inicie la eucaristía.
Al concluir la misa, repite estos gestos devotos y continúa rezando, mientras la mayoría nos marchamos rápido.
Los católicos debemos tener clara conciencia y actuar, con nuestras oraciones, que valen mucho a los ojos de Dios y con nuestro ejemplo que mueve corazones.
Casa de oración
Mi esposa Vida y yo vemos por Internet la misa del padre Santiago Martín, FM. Sus homilías son extraordinarias. Hoy dijo estas palabras llenas de sabiduría:
“Podemos hablar con Dios en cualquier sitio, debemos hablar con Dios en cualquier sitio, pero la casa de Dios, es casa de oración”.
Una joven cristiana de Nigeria le dio crédito a Dios por permitirle escapar después de haber sido secuestrada por el grupo terrorista islámico Boko Haram.
Informes revelaron que Joy Bishara fue una de las 276 niñas nigerianas secuestradas de su escuela ubicada en Chibok en 2014. Ella contó su terrible experiencia durante la conferencia de prensa de International Christian Concern anunciando los premios Perseguidor del año 2021.
«Estábamos todos durmiendo y mi amiga me despertó. La miré y me volví a dormir. Pero ella me tocó y me despertó por segunda vez, así que la escuché y el suelo temblaba y se podían escuchar disparos fuera de la puerta», manifestó.
Bishara le preguntó a su amiga qué estaba pasando y ella respondió: «La gente terrorista de Boko Haram está aquí».
Bishara explicó que los terroristas les dijeron a las niñas que se sentaran debajo de un árbol. Y luego les señalaron que deberían arrodillarse todos y decir sus últimas oraciones.
Luego, los hombres les dijeron a las niñas: «Quien quiera vivir debe subir al camión». Escogiendo la vida, Bishara subió a uno de los camiones. Cuando el camión comenzó a acelerar, fue entonces cuando ella «hizo un trato con Dios».
Acuerdo con Dios
La joven dijo en la conferencia de prensa que le pidió a Dios que «por favor, permítame ver a mi familia una vez más y prometo seguirte por el resto de mi vida. «Estaba clamando a Dios para que me ayudara, y Él realmente ayudó».
Bishara dijo que Dios respondió a su oración solo cinco minutos después. Uno de los vehículos que conducía un terrorista se averió y algunos de ellos decidieron intentar arreglarlo. Esto le dio una oportunidad, pero dijo que era arriesgado.
“Así que todo fue aterrador y estaba decidiendo si saltaba, si no y una voz en mi cabeza estaba luchando con otra voz que decía: ‘Si saltas, te vas a morir’. Y el otro dice, ‘Salta’, así que tuve que decidir si saltaba o no», ella razonó y eligió saltar.
Así que saltó del camión y aterrizó boca abajo. Se levantó y comenzó a correr y corrió durante el resto de la noche, dijo.
Bishara corrió todo el camino hasta un pueblo donde encontró a un par de sus compañeros de escuela. También habían saltado del camión. Ella dijo que le pidieron a un granjero que los ayudara y él los llevó de regreso a Chibok.
La niña nigeriana llegó a los Estados Unidos después de su fuga de Boko Haram. Años después, Bishara se graduó de Canyonville Christian Academy en Oregon y también asistió a la Southeastern University en Florida. Incluso se reunió con el entonces presidente Donald Trump en la Casa Blanca en 2017.
Un niño está tocando los corazones de la gente gracias a una foto viral de él tomándose el tiempo para orar con una oficial de policía mientras espera en una parada de autobús.
La oficial de policía de Louisville Metro, Jan Dykes, tomó por sorpresa cuando un niño de Kentucky se le acercó después de su patrulla matutina. Estaba a punto de irse cuando el chico le ofreció una petición inusual.
«Oye, antes de que te vayas, ¿te importaría que orara contigo por tu día y el mío yendo a la escuela?» le preguntó a la oficial. Profundamente conmovida por la amable y sincera petición del chico, se arrodilló. Entonces el niño oró sinceramente por la policía a quien conoció por primera vez.
Luego, ambos compartieron un dulce vínculo mientras el niño esperaba su autobús escolar en la parada del autobús.
Después del conmovedor evento, Jan elogió al pequeño. “Fue genial. ‘Dijo:’ Quiero orar por la seguridad de esta oficial’. Hice un nuevo amigo. Realmente espero que le vaya bien el día y, con suerte, que mejore muchas vidas, vaya a la escuela y conozca gente nueva”, agregó la oficial de policía.
Por la tarde, la oficial regresó al lugar donde conoció al joven para agradecerle. Pero no pudo volver a encontrarse con el chico de buen corazón en ese lugar. Sin embargo, estaba feliz de haber tenido la oportunidad de conocer a una persona tan joven que tiene una fe profunda en Dios.
«Me hizo feliz ver a alguien tan joven … ser tan positivo y querer ser tan ligero», concluyó la oficial Jan Dykes.
La Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que se celebra este 21 de noviembre, también se conoce como la Fiesta de Cristo Rey, el Domingo de Cristo Rey o el Domingo del Reinado de Cristo.
Si bien el concepto de que Jesucristo Rey es tan antiguo como los Evangelios, la fiesta es bastante reciente en el calendario católico romano.
La fiesta fue introducida en el calendario litúrgico occidental en 1925 por el Papa Pío XI, a través de la encíclica “Quas Primas”. El Papa Pío XI estaba a punto de cerrar el año jubilar de 1925 en el contexto del creciente nacionalismo secularista que siguió a la caída de los reinos europeos después de la Primera Guerra Mundial, y decidió establecer la solemnidad para señalar a un rey “cuyo reino no tendrá fin”.
Sorprendentemente, la primera parroquia del mundo en ser consagrada en honor a Nuestro Señor Cristo Rey fue establecida por el Papa Pío XI no en Europa, sino en Cincinnati, Ohio, en 1926.
“Los 225 fieles que asistieron a la primera Misa de Nuestro Señor Cristo Rey el 5 de diciembre de 1926, personificaron la esencia de lo que significa ser ‘iglesia’. Sin ladrillos ni argamasa propia, esta reunión de creyentes depositó su fe en la Providencia y celebró las primeras liturgias en un entorno humilde”, se lee en un relato publicado en el sitio web de la parroquia.
“No hubo electricidad para la primera Eucaristía, por lo que la habitación estaba iluminada por los faros de los autos estacionados. El párroco, el P. Edward J. Quinn, ex capellán de la Primera Guerra Mundial, usó su equipo de Misa del ejército”, continuó.
La iglesia actual, construida en los años 50, fue diseñada por el famoso arquitecto de iglesias Edward J. Schulte en lo que se conoce como estilo “brutalista”.
A pesar del hecho de que la primera parroquia que se dedicó a Cristo Rey fue en los Estados Unidos, algunos clérigos estadounidenses originalmente tuvieron dificultades para explicar la nueva solemnidad en el contexto del patriotismo protestante, que desaprobaba a los reyes y reinos en oposición a la democracia como la forma más perfecta de gobierno.
Un pasaje clave de Quas Primas proporcionó a los predicadores católicos una útil sinopsis:
“Este reino (de Cristo) es espiritual y tiene que ver con las cosas espirituales… Los evangelios presentan este reino como uno en el que los hombres se preparan para entrar por penitencia, y no pueden entrar en realidad excepto por la fe y por el bautismo, que, aunque es un rito externo, significa y produce una regeneración interior. Este reino se opone nada menos que al de Satanás y al poder de las tinieblas. Exige de sus súbditos un espíritu de desapego de las riquezas y las cosas terrenales, y un espíritu de mansedumbre. Deben tener hambre y sed de justicia, y más que esto, deben negarse a sí mismos y llevar la cruz”.
El Papa Pío XI estableció la fiesta para que se celebrara el último domingo de octubre y así siempre tuviera lugar antes de la celebración de la solemnidad de Todos los Santos. Pero en el nuevo calendario litúrgico de 1970, su observancia del rito romano se trasladó al último domingo del tiempo ordinario. Por lo tanto, la fecha más temprana en la que puede ocurrir es el 20 de noviembre y la última es el 26 de noviembre.
¿Alguna vez te has puesto a pensar en el trono de Dios? Si bien a menudo leemos sobre ello, o incluso cantamos sobre ello, ¿qué es lo que nos viene a la mente cuando consideramos el trono de Dios?
Cuando la mayoría de la gente piensa en un trono, generalmente se trata de un asiento físico y alguien sentado en él. Pero, ¿significa esto que Dios literalmente se sienta en un trono o es más figurativo por naturaleza? Ya sea literal o figurado, lo cual responderemos en un momento, una cosa que sabemos con certeza es que un día estaremos ante el trono de Dios.
¿Dios literalmente se sienta en un trono? En las Escrituras, hay momentos en los que el trono de Dios puede parecer literal y hay momentos en los que el trono de Dios puede parecer metafórico. Déjame darte un ejemplo de ambos:
Ejemplos en los que el trono de Dios parece literal.
«En el año en que murió el rey Uzías, vi al Señor, alto y exaltado, sentado en un trono; y la cola de su manto llenaba el templo. Por encima de él había serafines, cada uno con seis alas: con dos alas cubrían sus rostros , con dos cubrieron sus pies, y con dos volaban». – Isaías 6: 1-2.
«En seguida yo estaba en el Espíritu, y delante de mí había un trono en el cielo con alguien sentado en él. Y el que estaba sentado allí tenía la apariencia de jaspe y rubí. Un arco iris que brillaba como una esmeralda rodeaba el trono». – Apocalipsis 4: 2-3.
Estas dos descripciones del trono de Dios, una que vio Isaías y otra que vio Juan, hacen que usted quiera dar a entender que Dios literalmente se sienta en un trono. Estas son visiones muy detalladas y dentro de la visión dan la imagen de Dios sentado en un trono, lo que puede hacer que se sienta literal cuando la lee.
Ejemplos donde el trono de Dios parece metafórico.
«Esto es lo que dice el Señor:» El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies … «- Isaías 66: 1.
«Pero yo les digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del Gran Rey». – Mateo 5: 34-35.
En éstos pasajes el trono de Dios no se refiere a un asiento literal. De hecho, hace que el trono parezca más una morada que un lugar para sentarse. Posiblemente podría argumentar si solo usa estos dos versículos que todo el cielo representa el trono de Dios porque ese es su lugar de morada.
¿Qué representa el trono de Dios?
El trono de Dios representa su majestad y gloria, pero también representa su poder, control y autoridad. El que se sienta en el trono es el que está a cargo porque es la sede del poder. Dado que Dios se sienta en el trono, tiene completa autoridad y el derecho de hacer lo que le plazca.
Él es la máxima autoridad, y todas las demás autoridades están sujetas a él. Se podría decir que realmente no importa si el trono de Dios es literal o figurativo, porque su poder y autoridad son reales, y un día, estaremos ante su trono para rendir cuentas.
Conclusión
En general, tiendo a estar de acuerdo con esa opinión y creo que Dios no se sienta en un trono literal y, a menudo, este término se usa en sentido figurado en las Escrituras. Si bien esto puede ayudar a abordar la pregunta, hay algo más que considerar. Ya sea que el trono de Dios sea literal o figurativo, debemos tener claro lo que representa el trono de Dios.
Pero hay un trono que importa más que cualquier otro trono y ese es el trono de tu corazón. Lo que Dios realmente desea es sentarse en el asiento de autoridad en su vida donde él pueda dirigir sus caminos y ordenar sus pasos. Lo asombroso de Dios es que, aunque es todopoderoso, no se forzará a sentarse en el trono de tu corazón.
Jesús, el Rey de reyes y el que tiene toda la autoridad, golpeando suavemente, sin forzar la puerta de tu corazón. Un día sabremos con certeza si veremos a Dios sentado en un trono literal o no, pero hasta que ese día llegue, si Cristo se sienta en el trono de tu corazón, entonces no tienes nada que temer el día que estés delante del trono. de Dios.