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Estos deseos de plenitud están muy dentro de nosotros por haber sido creados a imagen de Dios y por haber sido hechos por amor y para amar en plenitud.  

Y como cristianos, sabemos también que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. El único detalle que a veces olvidamos es que hemos sido creados con libertad y eso significa que nosotros también debemos ser constructores de ese plan junto a Él.

Seguramente ahora te estás preguntando, ¿y cómo puedo descubrir mi camino personal y a la vez aportar a la construcción de ese plan? 

Quisiera tomarme el permiso de contarte un poco de mi experiencia personal y compartirte algunas lecciones que he encontrado en este camino. 

1. ¿Qué me pide Dios? 

Esta es una pregunta que muchos nos hacemos. Yo personalmente me preguntaba mucho ¿cuál es mi propósito de vida?, ¿es compatible con el plan que Dios tiene para mí? 

Estuve mucho tiempo sintiendo que no encontraba una respuesta clara. Pero aunque me sentía un poco perdida, traté de abrir mi corazón, mi mente y confiar en que Dios me ayudaría a encontrar ese camino. 

En una primera etapa, me di cuenta de que lo primero que tenía que hacer era conocerme mejor, porque es verdad que no se ama lo que no se conoce. 

2. ¡Conócete mejor!   

Este es mi primer consejo: conocerte mejor a ti mismo te ayudará a identificar tus cualidades y también tus errores o heridas y empezar a trabajarlos.

Para eso, debes ser consciente de tu historia personal y tu forma de ser. Te recomiendo buscar ayuda de un terapeuta o guía espiritual para que te apoye en ese camino.

Pero este camino estaría un poco incompleto si no te empeñas también en conocer mejor al Señor. Muchas veces nos conformamos con lo que nos han enseñado en casa o la escuela sobre Dios.

Y aunque eso es valioso, el Señor quiere ser nuestro amigo, quiere tener una relación íntima con cada uno de nosotros. 

¿Cómo podemos relacionarnos mejor con Dios? Algunas maneras son: a través de la oración y el diálogo sincero con el Señor, en la relación con las demás personas y formándote en la fe.

3. Camino de fe, camino personal

Hubo un tiempo de mi vida en el que sentí que debía tomarme más enserio mi formación en la fe.

Me di cuenta de que muchas de las cosas que yo creía eran porque había aprendido de alguien más, pero que realmente no las había profundizado ni las entendía muy bien.  

Así que decidí empezar a leer más libros espirituales, a aprender más de la Biblia y en ese tiempo se me cruzó en el camino un congreso de Teología del Cuerpo.

Me encantó lo que escuché ese día, así que me aventuré a inscribirme en un diplomado sobre este tema. 

A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de estudiar y especializarme en diversos ámbitos de mi carrera, pero este estudio de Teología del Cuerpo fue una experiencia completamente diferente.

Mis compañeros del diplomado y yo descubrimos que no estábamos allí para ser eruditos ni salir a impartir enseñanzas, sino para estudiar de rodillas y abriendo el corazón.  

Fueron seis meses de formación que me cambiaron completamente la perspectiva. Entendí que no tenía que cambiar nada de mi historia personal para ser mejor.

Más bien, era justo lo que yo había vivido, así como mi yo más auténtico y mi esencia femenina, esas herramientas que necesitaba para descubrir mi propósito y vivirlo en plenitud. 

En mi caso fue la Teología del Cuerpo la que me ayudó a encontrar mi pasión, pero cada persona tiene su propio camino y propósito.  

Dios no nos pide nada más que ser auténticos, que hagamos nuestro trabajo y labores poniendo amor en ellas y abriéndonos a su gracia para darle el sentido más alto.

Él quiere que seamos felices y plenos a través de nuestra historia personal, en aquello que nos apasiona e incluso a veces, a través de nuestras heridas.

4. Unir la fe con la vida

Uno de los valores de Catholic Link es unir la fe con la vida, eso quiere decir que tanto nuestros contenidos como nuestros cursos en línea, pretenden buscar la verdad, la belleza y la bondad existente en medio del mundo. 

Tú también puedes vivir en tu día a día una fe que no quede en lo que estudias o la teoría que aprendes, porque lo que Cristo nos pidió es que tengamos una fe viva. Solo así irás descubriendo cómo los misterios de nuestra fe transforman todos los ámbitos de tu vida.

En la encíclica Lumen Fidei, el papa Francisco nos dice que la fe tiene «la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre» y eso es porque «nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida».

5. ¡Comparte tu camino!

Así como cuando descubres algo que te gustó mucho y quieres compartirlo con los demás, también cuando encuentras tu propósito y aprendes a valorarlo, ¡vas a querer contarlo!

Cada uno de nosotros tiene un tesoro escondido en el corazón y cada uno sabe cómo hacerlo a su manera porque es único en el mundo.

Por eso, no debes dudar en compartir tus talentos, porque te aseguro que muchas personas tienen sed de lo que tú les puedes ofrecer y qué mejor si lo que vas a compartir está inspirado en el Espíritu Santo. 

Tu formación, el camino recorrido, el esfuerzo que le has puesto y el cariño con el que vas a compartir tus aprendizajes van a ser de gran ayuda para alguien que está empezando.