Muchas personas que han tenido una experiencia de infestación demoníaca afirman que sus perros han sentido demonios. ¿Pero es verdad? Monseñor Stephen Rossetti, en un artículo escrito para El diario de un exorcista , relata su experiencia.
“Un hombre me llamó y me dijo que su casa estaba encantada. El dueño anterior hacía rituales ocultos en la casa. Como era de esperar, él, el próximo propietario, heredó los demonios. (…) La casa tenía todo tipo de signos típicos de infestación, como descensos bruscos de temperatura, figuras en sombras, objetos en movimiento, sonidos extraños y más. El infierno se desató … literalmente ”.
Según el cura, “una de sus primeras señales fue que el perro de la familia empezó a ladrar de forma incontrolable e inusual. No era un ladrido normal de un perro, sino algo agudo y alarmante. El perro estaba sintiendo claramente algo maligno «.
“Algunos perros ven demonios. No sé si todos lo hacen, pero hay muchas historias de perros que descubren demonios y ladran sin control. En el famoso caso del libro The Brownsville Road Demon , el perro de la familia se agachó frente a la puerta del dormitorio principal por la noche y permaneció alerta, ladrando salvajemente mientras el demonio se acercaba. (…) Aunque los animales no repelen a los demonios, pueden actuar como centinelas ”.
“Este es solo otro ejemplo de lo talentosos y leales que son los perros. Se interpondrán entre su familia y el demonio y ladrarán para proteger a sus seres queridos. Recuerdo que durante una sesión de exorcismo el demonio se quejó de que lo trataba como a un perro. Mi respuesta fue: ‘No ensuciaría el nombre de estas amadas criaturas y te compararía con ellas. Son leales, fieles y amables. No eres ninguna de estas cosas. No mereces que te llamen perro ‘”, concluyó el exorcista.
Alfred Ludu y Patrick Boe Reh, los dos jóvenes católicos masacrados por soldados de Myanmar, eran miembros de la parroquia de San José de Demoso. El día jueves había ido a recoger alimentos para los desplazados por primera vez. Como no había suficiente para todos, salieron una segunda vez. Los soldados de la junta miitar de Myanmar los esperaron y los mataron en el barrio de Ngu Palot.
Luego, la artillería atacó la iglesia de San José y dejó severos destrozos. Fuentes católicas aseguraron que no hubo víctimas en este ataque a la parroquia ya que no había nadie en el recinto.
En la red social Twitter, algunos usuarios compartieron cómo quedó la iglesia de San José tras el ataque en Myanmar.
Esta es la segunda iglesia atacada en los últimos días, después de que la iglesia del Sagrado Corazón en la aldea de Kantharyar cerca de Loikaw fuera atacada con proyectiles de artillería que causaron cuatro muertos y ocho heridos el 23 de mayo por la noche.
El cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún -capital de Myanmar-, hizo un llamamiento hace tres días, pidiendo que cesen los ataques a los lugares de culto. Calificó la situación como una “gran tragedia humanitaria”, en la que se derrama la sangre de personas indefensas, ya que se habían refugiado en la iglesia para protegerse y resguardar a sus familias.
Los disturbios y las protestas surgieron después de un golpe militar del 1 de febrero que derrocó a la líder debidamente electa Aung San Suu Kyi del Gobierno de Unidad Nacional de Myanmar (NUG). El ejército cree que esta “victoria abrumadora”, como describe Vatican News, fue fraudulenta.
La población del país del sudeste asiático de más de 54 millones de personas es principalmente budista y aproximadamente un seis por ciento cristiana. Sacerdotes y monjas católicos se han sumado a las protestas contra el golpe militar.
Juanita hoy tiene doce años y su vida fue un verdadero tormento. Su padre, quien debía protegerla, la golpeó de manera brutal desde pequeña. Vivía en comunidad muy pobre de Guerrero, México, con sus ocho hermanos.
Cuando tenía solo cuatro años, su padre le infringió quemaduras en casi todo el cuerpo que le hicieron perder su manos.
En un diálogo con el canal Telemundo, el presidente de la Fundación Latidos de Amor, el doctor Jesús Galeana -quien la rescató de esa terrible situación- contó lo que sucedió la pequeña en la última de estas agresiones.
Juanita, luego de ser brutalmente golpeada, fue colgada de un árbol con una soga y vendida a una persona. La niña recuerda: “le pegó feo a mi mamá, después me pegó a mí, me estaba ahorcando”.
Luego de ser vendida el padre le dijo “que no dijera nada y que no lo denuncie”, cuenta la pequeña. Sin embargo, pudo escapar de su captor y caminó durante más de seis horas. Pero en su fuga un carro la atropelló.
“Iba pasando y me atropelló el carro, y me ayudó la Virgen“, relata Juanita. La pequeña relata que tras la embestida resbaló, cayó y fue allí que apareció una mujer “toda tapada, de verde”, que la subió a su burro. Así llegó a una comunidad cercana.
Como muestra de agradecimiento a Nuestra Madre e invitada por el canal de televisión, Juanita visitó el Santuario de la Basílica de Santa María de Guadalupe.