La Iglesia en América Latina cuenta con 636 proyectos de atención como estos, en 345 ciudades de 22 países. La red Clamor los acaba de recoger todos en un mapa que presentó en abril. Este trabajo ha preparado el camino para que la red se haga cargo del programa Puentes de Solidaridad, de atención a los migrantes venezolanos. Lanzado en 2018 por la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ahora se integra en Clamor. Y, a través de ella, en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Todo con el objetivo de actuar como «Iglesia en comunión, para hacer las cosas de forma articulada» y sinodal como pide el Papa, apunta Monzant.
Con la dotación inicial de 800.000 euros ofrecida por el Vaticano, Puentes de Solidaridad «generó una red de trabajo que facilitaba muchísimo el acompañamiento» a venezolanos en doce países, subraya Martina Maini, secretaria general ejecutiva del programa. Ahora, se abre a todo el continente. Ya sin financiación propia, la secretaría técnica seguirá asesorando a cada entidad para sistematizar sus proyectos y conseguir fondos externos. Y, sobre todo, continuará promoviendo que cualquier persona o familia pueda viajar hasta su lugar de destino de una forma lo más segura posible.
Maini piensa por ejemplo en una familia que contacta con Cáritas Venezuela antes de salir, y así comienza un itinerario que la lleva, etapa a etapa, a Chile o Argentina. «Los venezolanos siguen siendo una prioridad, porque continúa habiendo un flujo importante» de personas que se suman a los cinco millones que ya han dejado su país. La pandemia por COVID-19 ha agravado su situación. Al impacto de los confinamientos en la economía informal se suma que con el cierre de fronteras «han aumentado el tráfico y la trata», tanto para salir de Venezuela como para regresar. Por eso «la asistencia humanitaria sigue siendo muy necesaria». Al mismo tiempo, se intentan poner en marcha acciones paralelas de promoción e inserción.
Acompañamiento espiritual
Junto a esto, «nuestro plus como Iglesia es trabajar el acompañamiento espiritual y pastoral», añade Maini. «A veces lo necesitan más que un plato de comida». En Paraguay, por ejemplo, «hay grupos de oración que cada semana congregan a cientos de migrantes, y en los que también se van sanando» otras heridas. Del mismo modo, se ha aprovechado mucho la religiosidad popular, de forma que allí donde hay venezolanos se organizan fiestas en honor a la Virgen de Coromoto, e incluso «ferias donde los migrantes pueden emprender y vender comida y productos» de su país. «Es bueno que no siempre se vincule la migración al sufrimiento y a abandonar las propias raíces».
La apertura de Puentes de Solidaridad a todo el continente americano permitirá aplicar el mismo método de trabajo a otros fenómenos que preocupan a Clamor, como las caravanas que van desde Centroamérica hasta Estados Unidos, o la migración desde Haití. Y enriquecerlo con nuevos proyectos, como una investigación sobre las caravanas o un curso para formar a 150 personas en incidencia política.
• 43 % de venezolanos en Perú perdieron su trabajo entre marzo y julio de 2020 y el 10 % pasó hambre, según datos de la Universidad del Pacífico.
• En Ecuador, «el padre nos habló de una fundación que estaba aprobando créditos para emprendimientos», narra un migrante venezolano en el informe Pies para qué os quiero, de Clamor. «Nos dijo que habláramos con los de la Misión Scalabriniana. Decidimos montar un restaurante de comida rápida. Ya hicimos el plan de negocio, lo aprobaron y estamos esperando el dinero. Los jesuitas nos van a aprobar otro proyecto», un estudio de fotografía.
• Además de ofrecerles trabajo como auxiliares en la guardería de sus hijos en Barranquilla (Colombia), el proyecto La Milagrosa, integrado en Puentes de Solidaridad, ofrece a madres venezolanas psicólogos y abogados.
• La red Clamor en Venezuela prepara un programa de acompañamiento en el duelo a quienes se quedan atrás. Lo va a coordinar el Servicio Jesuita a Refugiados, con experiencia en este ámbito.
• La muerte de 19 migrantes guatemaltecos calcinados en Tamaulipas (México) en enero movió a la red Clamor a exigir por carta a los gobiernos de México y Guatemala que el crimen no quedara impune. «Tuvo muy buena acogida, y se han dado reuniones a otros niveles», explica su secretario general. También fue el detonante de una campaña para dar visibilidad y crear conciencia en todo el continente sobre el problema de la trata. En la imagen, entierro de uno de los migrantes muertos.
El papa Francisco besó hoy el tatuaje con el número de prisionera de Lidia Maksymowicz, deportada en el campo de Auschwitz Birkenau cuando aún no tenía tres años, después de que ella se lo mostrase al saludarle durante la audiencia pública de los miércoles celebrada en el Vaticano.
La anciana bielorrusa, de 81 años, se subió la manga de su vestido para enseñarle al papa el número con el que los nazis marcaban a los prisioneros que entraban en los campos de concentración y Francisco lo beso antes de abrazarla.
Ambos pudieron intercambiar algunas palabras y la mujer indicó al papa el número tres, los años con los que entró en el campo de concentración.
Maksymowicz se encuentra en Italia para la presentación del documental que cuenta su vida y que lleva como título el número que le tatuaron: ‘70072, la niña que no sabía odiar’, un proyecto de la asociación «Memoria Viva».
Liberada en 1945 por los soviéticos
Esta anciana que vive en Cracovia fue deportada en 1943 y acabó en el llamado Pabellón de los niños, víctima de los experimentos atroces del criminal de guerra Josef Rudolf Mengele.
Sobrevivió a ese horror y, como todos los prisioneros de Auschwitz, fue liberada en enero de 1945 por soldados soviéticos y entregada en adopción a una familia polaca, donde vivió su juventud imaginando que su madre había muerto. Pero en 1962 localizaron a su verdadera madre, que también había creído que su pequeña hija estaba muerta.
El título de la película proviene de una frase de Maksymowicz: «Si tuviera que vivir pensando en el odio y la venganza, me haría daño a mí misma y a mi alma, y sería la enferma: el odio me mataría también».
Francisco ya sorprendió el pasado febrero cuando inesperadamente salió del Vaticano para acudir a la casa en Roma de Edith Bruck, poetisa húngara superviviente del Holocausto. El 29 de julio de 2016, el pontífice visitó durante su viaje a Polonia los campos de Auschwitz y Birkenau.
Fillippo Neri, de origen florentino, en realidad no necesita grandes presentaciones: vivió en 1500 y desde Toscana bajó a Roma para comprender lo que el Señor quería de él. De repente se encuentra en el centro de una ciudad en plena euforia y en en gran parte lejos de la verdadera Fe. El Santo, sin embargo, no se rinde e inventa algunas formas famosas de acercar a las personas a Cristo.
Del Hospital al Oratorio: esto es lo que hizo San Filippo Neri
Fundó un hospital, que tomará el nombre de Archicofradía de la Trinidad, destinado a todos aquellos peregrinos que hubieran llegado a Roma con motivo del Año Santo de 1550. La estructura habría sido abierta, excepcional para la época, 24 horas al día., solo para dar la bienvenida a todos aquellos que lo hayan necesitado.
Otro invento extraordinario es el oratorio para niños de la calle. Aquí, con alegría, alegría, unos bocadillos, a base de pan y aceitunas, y unas Avemarías, transmitió el Evangelio a los más pequeños.
La espiritualidad de San Filippo Neri
El propósito central de la espiritualidad de Felipe se basaba en el trinomio: alegría, oración, actividad. Estas tres palabras contenían todo el secreto de santidad que exigía a sus muchachos.
Posteriormente fundó el instituto religioso de Santa María en Vallicella de los Padres Oratorianos o Filipinos, que tienen precisamente el objetivo de educar a los jóvenes, a través del espíritu alegre y desenfadado del santo florentino.
San Felipe, por tanto, tenía una imagen de fe y religión que no se manifestaba como una serie de obligaciones y deberes a respetar, sino como un vestido para llevar. Y este vestido fue siempre el de celebración y alegría. Quería que sus muchachos estuvieran siempre alegres y dedicaran su tiempo, así como a la oración, también a las buenas recreaciones o actividades lúdicas.
Filippo Neri, gravemente enfermo, murió en la noche del 25 al 26 de mayo de 1595, después de haber celebrado su última misa. Parece que en el momento de la muerte sonrió muy consciente de ver realizada su certeza: alegría en la vida y felicidad con Cristo en el cielo.
En su Audiencia General del 26 de mayo, el Santo Padre explicó cuál es el verdadero sentido de la oración, que “no es una varita mágica”, sino “un diálogo con Dios”.
“Cuando la gente reza con un corazón sincero, cuando pide cosas que corresponden al Reino de Dios, cuando una madre reza por su hijo enfermo, ¿por qué a veces parece que Dios no escucha?“, comienza diciendo el Papa Francisco.
“Para responder a esta pregunta, debemos meditar con calma en los Evangelios”, agrega.
A veces ocurre que sentimos que nuestras oraciones no son escuchadas por Dios porque “el tiempo de Dios no es nuestro tiempo“.
En el Evangelio, “vemos que a veces la respuesta de Jesús es inmediata, mientras que en otros casos se retrasa y parece que Dios no responde”.
“Piensen en la mujer cananea que suplica a Jesús por su hija: esta mujer tiene que insistir durante mucho tiempo para ser escuchada… O piensa en el paralítico traído por sus cuatro amigos: Jesús inicialmente perdona sus pecados y solo después sana su cuerpo”.
El Papa Francisco destacó el relato del Evangelio de Marcos sobre un padre, Jairo, que le pidió a Jesús que sanara a su hija enferma que estaba a punto de morir.
Mientras Jesús se dirigía a la casa de Jairo, el padre recibió la noticia de que su hija ya había muerto. El Papa Francisco dijo: “Parece que es el fin, pero en cambio Jesús le dice al padre: ‘No temas, solo ten fe’“.
“Y de hecho, Jesús despertará a ese niño del sueño de la muerte. Pero por un tiempo, Jairo tuvo que caminar en la oscuridad, solo con la llama de la fe. Pide esta gracia, tener fe”, dijo el Santo Padre.
El Papa explicó que “la oración no es una varita mágica”, sino “un diálogo con Dios”.
“Cuando oramos, debemos ser humildes“, dijo. “Esta es la primera actitud a la hora de ir a rezar, así como es costumbre en muchos lugares de ir a rezar en la iglesia: mujeres que llevan velo o toman agua bendita para empezar a rezar, de esta forma debemos decirnos antes de rezar Dios, que Dios me dé lo que es correcto dar. Él sabe“.